Descripción
Según Leibniz, el ‘principio de razón suficiente’ no sólo rige el universo íntegro, y por tanto, el conocimiento y la ciencia, sino que también las acciones humanas se ven determinadas por razones suficientes específicamente existenciales, morales, políticas… Estamos determinados hasta tal punto, que acabamos pareciéndonos al topo de Kafka, preso de las preocupaciones y de su afán de seguridad. Pero la interpretación que Heidegger hace sobre este tema nos muestra que el ‘principio de razón suficiente’ puede regir absolutamente todo porque carece de razón en sí mismo: es un fundamento sin fundamento, lo cual nos conduce a la noción de juego del ser. Atendiendo a sus límites, podemos concebir la razón como algo lúdico. El juego se da ‘sin porqué’, y por ello supone un espacio de suspensión de la razón suficiente. Con el fin de profundizar en la dimensión lúdica de la existencia humana, Roger Caillois nos propone una reveladora filosofía del juego. Hay algunos juegos como los de ‘agon’ (competencia), en los que la razón suficiente encuentra un lugar apropiado para reproducirse. Esto nos explicaría cómo hemos llegado a constituir una sociedad tan competitiva. Pero hay otros juegos, como los de ‘alea’ (azar o suerte), ‘mimicry’ (simulacro, imitación) o ‘ilinx’ (vértigo, como el que se da en las acrobacias, el circo, el toreo), en los que lo lúdico se mantiene más propiamente en su ‘sin porqué’. Baudrillard, Deleuze, Borges y Dostoievski abordarán también el tema del juego desde sus respectivos enfoques.