Descripción
La visita del arquitecto Alvar Aalto a España en 1951 dejó una profunda huella. Se trataba de un genio precoz, que desde finales de los años veinte ya había dejado muestras sobradas de su talento en Finlandia: destaca sobre todas la famosa biblioteca de Viipuri. Trabajó en Estados Unidos durante toda la década de los cuarenta y después regresó a Finlandia. Poco antes de morir (en 1976) concluyó su obra más impactante: la Casa de Cultura de Helsinki. A este viaje a España lo había invitado el Colegio de Arquitectos de Cataluña, y el colectivo madrileño decidió compartir el privilegio completando luego esta invitación con otra para Madrid, ejecutada por el director del Colegio de Arquitectos de Madrid, Carlos de Miguel. Para los arquitectos españoles, esta visita significó en lo profesional una nueva manera de entender la profesión. Lo primero que hicieron en la capital fue llevar al finés a ver El Escorial. Luego le pasearon por toda la ciudad, pero el invitado rechazó las visitas culturales y prefirió ejercer de turista puro, recorriendo los puestos de souvenirs, los tablaos flamencos y los bares de tapas.
