Descripción
El rey Sobruto II vivía en permanente disputa con su vecino rey Afilado I el Cruel. Pasaron largos años peleándose, en encarnizadas luchas que fueron minando poco a poco la riqueza de ambos reinos. A pesar del gran odio que se profesaban ambos monarcas, el hijo de Sobruto, El Caballero de Alto Plumero, y la hija de don Afilado, doña Sota de la Espada, estaban profundamente enamorados. Su relación perduró en el tiempo, demostrando que el amor era más fuerte que la guerra.