Isaura y Arlo eran felices junto a su pequeña mascota, Pinchitos.
Pero, cuando cayó enfermo, no eran capaces de encontrar soluciones.
Desesperados, deciden buscar gnomos en el bosque cercano, pues de todos es sabido que solo ellos pueden aplicar la magia adecuada para revertir este tipo de situaciones.
Sin embargo, aunque han intentado atraer su atención con un cuenco de leche, a pesar de la maltrecha situación en la que viven, los resultados son infructuosos y el erizo se encuentra cada vez más en peligro.
Hasta que, como suele ocurrir, cuando menos lo esperan, empiezan a ocurrir cosas inimaginables.
Un relato con aroma de cuento clásico que reivindica el derecho a creer en la magia y demuestra como la bondad de las acciones con los demás tiene efectos análogos.
La paleta de dulces tonalidades con las que la artista canadiense Charlotte Parent perfila los paisajes y personajes del relato ideado por Mireille Messier, una autora muy popular al otro lado del océano pero de la que aún no conocíamos libros publicados en español, evocan un mundo donde la ilusión es capaz de paliar las dificultades.
